Muchos son los menores que de mayor quieren ser
deportistas de elite, pero son muy pocos los que lo consiguen. Para la gran
mayoría que tiene esta expectativa de futuro y no lo ven solo como un deporte.
Muchos padres les apoyan condicionalmente llevándolos a entrenamientos y
competiciones y compartiendo su sueño. Pero no es un camino fácil, ya que deben
compaginar estudios y horas de entrenamiento. Esto implica aparte de los
beneficios del deporte, también mucho esfuerzo y renuncias por parte del menor;
como es su tiempo libre, amigos, juegos, experiencias claves para su edad,
hasta abandonar los estudios.
Los padres tienen un papel clave de apoyo, tanto de
cara al deporte sino también de encauzamiento personal del menor, sirviéndole
de referencia para la toma de decisiones y de velar por su futuro no solo
deportivo.
Un problema que podemos encontrar es que los padres pongan demasiadas expectativas
deportivas hacia el menor ya que él puede sentirse presionado y con miedo a
decepcionarles; ya que hay caso que no juegan para ganar sino para recibir el
amor de los suyos. Y nunca jugar el papel de entrenador. Por eso los padres
deben educar a los menores, en que el deporte es un juego, que no siempre se
gana y que no lo vivan los menores como una frustración y siempre ofreciéndoles
sus apoyo.
Muchos jugadores de elite han sufrido muchos
problemas en su vida personal, por motivos de un mal apoyo de sus familias,
durante el proceso de adolescencia y competición.
Experiencias de deportistas de élite:
Alba
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